Las tarjetas de crédito, sin nubes en el horizonte

Al ritmo del PBI

La cantidad de plásticos emitidos ya es superior a la que había antes de la crisis, aunque la mitad de las cuentas están inactivas. Con una rentabilidad disminuida pero con buenas perspectivas, las mayores oportunidades de negocio del sector pasan por el lanzamiento de nuevos productos, las transacciones por Internet y las promociones.

Aunque algo preocupadas por cierta caída en la rentabilidad, las administradoras de tarjetas de crédito pueden celebrar que ya superaron el número de plásticos que había antes de la crisis y que, pese a algunos desafíos, tienen en general un buen pronóstico a futuro con diversas oportunidades de negocio, particularmente para las empresas regionales.
Según un informe realizado por la consultora Key Market, el sector está integrado por 60 administradoras, entre bancarias y no bancarias, que muestran una fuerte heterogeneidad en cuanto a sus orígenes, envergadura y enfoque de negocio.
Hacia fines del año pasado había unos 12 millones de plásticos emitidos, gracias a cuatro años consecutivos de crecimiento en el número de tarjetas después de la caída registrada entre 2001 y 2002 como consecuencia de la crisis económica. Alrededor de la mitad de las cuentas están activas y 70% de las tarjetas corresponden a los titulares de las mismas, lo que da una adicionalidad (el coeficiente que indica la relación entre la cantidad de plásticos y la cantidad de cuentas) de 1,4.
Hay un porcentaje relativamente elevado de financiación: 60% de los consumos son directamente realizados en cuotas –algo que se incrementó gracias a una serie de campañas promocionales– y a eso se suma que 35% de los pagos son refinanciados por los clientes.
El rubro que mayor porción del consumo representa es el de súper e hipermercados (30%), seguido por los débitos automáticos (21,8%), la indumentaria (14,1%), los artículos para el hogar (6,3%), el combustible (5,2%), las aerolíneas (3,6%), los restaurantes (2,1%), los hoteles (1,9%) y el sector de viajes y turismo (1,7%), mientras que 13,3% se reparte en otras áreas de menor incidencia.
La primera firma en el ranking de consumos es Visa; la segunda, Mastercard; la tercera, American Express y la cuarta Tarjeta Naranja. Entre otros rasgos del sector, se observa un fuerte crecimiento de las ventas por Internet y un regreso, después de una pausa relativamente larga, de la emisión de tarjetas no requeridas por el cliente.Emisores
En el grupo de las tarjetas bancarias participan 12 administradoras nacionales e internacionales vinculadas con entidades bancarias y financieras. La mayoría utiliza bancos emisores y comercializadores; algunas tienen un negocio complementario en la administración de tarjetas de terceros y, además, las internacionales controlan el alquiler de los alrededor de 100.000 puestos de POS que hay en el país.
Las tarjetas bancarias reúnen 67% de los plásticos emitidos y 66% de los consumos realizados y tienen, en general, tasas de interés más bajas. En general, suelen impulsar la venta cruzada con otros productos como cuentas, seguros y débitos automáticos.
En la Argentina hay 48 administradoras que manejan tarjetas no bancarias. En su mayoría se trata de plásticos de comercios que emiten, comercializan y administran sus propias carteras, aunque en ocasiones también lo hacen con las de terceros. También se incluyen en este segmento las de mutuales y las regionales.
Reúnen 33% de las emisiones y 34% de los consumos y tienen una importante cobertura en el interior del país. Para algunas administradoras, el de las tarjetas es su negocio central, mientras que para otras, en particular para los comercios, se trata de una herramienta para impulsar el consumo y la fidelización de clientes.

Regionales

Las tarjetas regionales consiguieron insertarse con buen impacto en segmentos del interior del país no bancarizados, especialmente gracias a los vínculos que suelen tener los clientes con los comercios y a un diseño estrechamente relacionado con las modalidades de consumo.
Al tener un alto porcentaje de usuarios que no están acostumbrados a las herramientas financieras y que tratan de restringir sus gastos a su capacidad de pago, una característica común a este grupo es una menor incidencia del refinanciamiento de los consumos y de la morosidad.
También por la falta de familiaridad con otras herramientas financieras, muchos de sus consumidores tienen en estas tarjetas su única posibilidad de financiamiento accesible, por lo que suelen mostrar una mayor fidelidad, una permanencia más larga y cierto uso de facilidades como las extracciones en efectivo y los préstamos personales.
Todas estas características las hacen aparecer como el subsegmento con mayores previsiones de crecimiento, pese a que está claro que las líderes seguirán siendo tarjetas bancarias internacionales.

Oportunidades

Junto con el crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI), los aumentos salariales y la caída del desempleo –que permiten prever un mayor consumo–, y la relativa estabilidad cambiaria, que deja lugar a que los gastos se hagan tanto en moneda local como en dólares, el sostenimiento de los incentivos, promociones y beneficios –como la devolución de 3 puntos del IVA o las cuotas sin interés– las transacciones on line y el ensanchamiento del mercado con la inclusión de los segmentos no bancarizados están demostrando su efecto en el mercado.
Otra de las principales oportunidades de negocio para el sector pasa por la posibilidad de que los tickets que muchas empresas otorgan como complemento salarial no remunerativo sean transformados en tarjetas magnéticas. El Ministerio de Trabajo ya recibió proyectos referidos a ese cambio, pero para que se lleve adelante es necesaria una modificación legislativa.
A mediano plazo, se analiza positivamente la posibilidad de que, incentivos mediante, ingresen al sistema comercios medianos. Con un horizonte más lejano, también permitiría avizorar un crecimiento del mercado el impulso a la cultura del pago con tarjetas.

Amenazas

Por el contrario, una de las complicaciones para el aumento de la utilización de tarjetas de crédito lo constituye la arraigada costumbre de realizar las transacciones comerciales en efectivo.
Para quienes ya están trabajando como administradores, aparecen como una amenaza la reducción de la tasa y la unificación del arancel fijado a los comercios, por su impacto en la rentabilidad, y el aumento aplicado a los aranceles que deben pagar las cadenas de retail, ya que podría impulsar a éstas a que cada vez fomenten con más fuerza sus propias tarjetas en detrimento de los plásticos tradicionales.
El sector también necesita un mayor control sobre la seguridad y el fraude, que muestran una tendencia al crecimiento, y limitar el impacto de los aumentos en los costos de los seguros.
En cuanto a otros competidores posibles o ya instalados, las tarjetas de crédito se ven impactadas por el desarrollo de los plásticos de débito y por la aparición de nuevas administradoras surgidas de cadenas minoristas que están en pleno crecimiento.

Futuro

El análisis de la situación actual permite augurar que continuará la recuperación del sector, siempre y cuando siga estable la economía y especialmente si el crecimiento del PBI se refleja en los salarios y, consecuentemente, en el nivel de consumo. Paralelamente, mayor PBI y creciente empleo deberían implicar una mayor bancarización y potenciales clientes a los que resulta más fácil llegar.
La posibilidad de que siga aumentando la cantidad de tarjetas dependerá en parte del éxito que tengan las compañías en lograr una mayor proporción de adicionales con respecto a los titulares de cuentas, más ventas cruzadas y la utilización de las cuentas hoy inactivas.
La mejora de la rentabilidad, hoy disminuida, estará relacionada a la difusión que consigan las nuevas herramientas financieras que impulsan algunas administradoras, así como a la incorporación de nueva tecnología que debería servir, también, para reducir el nivel de fraudes.