Crece en Sudamérica la demanda de papel

Por Javier Rodríguez Petersen

Papeles de uso doméstico

La demanda global de la gama de productos viene aumentando y seguirá creciendo en los próximos años. Y la región es uno de los principales destinos de esas inversiones. En la Argentina, la producción llega a casi dos millones de toneladas, liderada por los productos para embalaje, consumo hogareño.

La instalación de dos grandes pasteras en Uruguay –la de la finlandesa Botnia, que ya funciona en Fray Bentos, y la de Ence, en Conchillas, cerca de Colonia– no es un hecho aislado en el mundo ni en la región. En medio de los cuestionamientos a estas plantas por su eventual impacto ambiental, denunciado en tono de alarma por los ecologistas y minimizado hasta niveles poco creíbles por las empresas, la producción de pulpa de papel aumenta a escala global, impulsada por una demanda que no deja de crecer.
Según un informe de la consultora Key Market, en la Argentina, contra la creencia popular, la mayor demanda se da en papel para embalajes, que representa más de la mitad del consumo, y no en el de los diarios, que es apenas más de una décima parte. Incluso, se ubican en el medio los papeles para impresión y escritura (básicamente, las resmas, bobinas especiales para revistas y cuadernos y blocs) y los de consumo hogareño (servilletas, rollos absorbentes y papel higiénico).
Aunque con muchos jugadores chicos, es una actividad relativamente concentrada en la producción primaria y el comercio exterior. Las importaciones superan cómodamente a las exportaciones; y el déficit entre las compras y las ventas al exterior aumentó entre 2006 y el año pasado.

El mercado internacional

El reporte de Key Market señala que mientras en 2005 se consumieron en el mundo unos 400 millones de toneladas de papel, el crecimiento de la demanda llevará esa cifra a 560 millones de toneladas en 2020. Es un crecimiento de 40% en 15 años, a un ritmo superior a 2% anual.
Los mayores productores y consumidores son, desde hace décadas, Estados Unidos, Europa, Japón y Canadá, aunque en los últimos años ganaron espacio otros grandes demandantes, como China. De hecho, Asia es la región en la que más rápido crece el consumo de papel.
También en la producción aparecen otros protagonistas globales, como Brasil. En términos regionales, Sudamérica es donde más se expande la generación de pulpa de celulosa. Y los motivos que lo explican son variados: condiciones climáticas, disponibilidad de tierras y agua y una elevada tasa de crecimiento de las plantaciones de pinos y eucaliptos (materia prima). Pero, también, condiciones económicas atractivas que incluyen bajos costos laborales y exenciones impositivas. Según Key Market, esto, junto a débiles leyes ambientales, creó el clima propicio para el desarrollo en Brasil, Uruguay, Chile y, en menor escala, la Argentina.

Bosques de papel

La cadena del papel se inicia con la actividad forestal. En la Argentina hay alrededor de 1,12 millón de hectáreas de forestación industrial, de las que alrededor de la mitad son de pino; casi un tercio, de eucalipto, y el resto, de salicáceas (sauces y álamos) y otras que se impulsan en pequeña escala.
Casi 80% de las plantaciones se encuentra en la Mesopotamia (hay 390.000 hectáreas en Misiones, otras 330.000 en Corrientes y 130.000 más en Entre Ríos), mientras que la segunda concentración se localiza en el Delta bonaerense (100.000 hectáreas). También hay plantaciones en la Patagonia (70.000 hectáreas), la región Centro (50.000 hectáreas) y el Noroeste (25.000 hectáreas), y otras 20.000 hectáreas forestadas en el resto del país.

Producción concentrada

En la Argentina hay unas 60 empresas de celulosa y papel, aunque, según Key Market, sólo 12 son verdaderamente relevantes. Aproximadamente la mitad de la producción de papeles y cartones y tres cuartas partes de las pastas celulósicas están en manos de cinco empresas (Alto Paraná, Papel Prensa, Celulosa Argentina, Papelera Tucumán y Ledesma). También hay una fuerte concentración geográfica, ya que tres cuartas partes de la producción se desarrolla en Misiones y Buenos Aires.
La producción de pasta de celulosa y de papel viene aumentando en forma constante en los últimos años, aunque a ritmos muy distintos en uno y otro segmento.
La de pasta pasó de 894.000 toneladas en 2003 a 995.000 el año pasado, con una suba de algo más de 11% en cuatro años. Hay una reducida cantidad de empresas en el sector que se explica por la necesidad de una fuerte inversión inicial. El producto, además, tiene el comportamiento típico de un commodity, sujeto a las variaciones de precio originadas por la oferta y la demanda globales.
La producción de papel tuvo un salto mucho mayor (de 63%), ya que entre 2003 y 2007 pasó de 1,21 millón de toneladas a 1,97 millón de toneladas. De ese total, la mayor parte fue destinada a embalajes (55%) y papeles de impresión y escritura (19%), mientras que más atrás quedan los mercados de papel tissue (12%), papel para diarios (11%) y papeles especiales (3%).

Consumo e inversiones

En 2007, los segmentos de mayor dinamismo fueron los de papeles para impresión y para envases y embalajes, impulsados por la demanda interna (vinculada con el aumento de 6% de la actividad de editoriales e imprentas). Para los de impresión, también fue un año positivo en exportaciones.
Los segmentos de uso doméstico (pañuelos, servilletas, papel higiénico) e impresión y escritura (revistas, etiquetas, cuadernos, blocs, resmas), los principales después del de embalaje, facturaron el año pasado $2.827 millones (20% más que en 2006). El consumo aparente creció 15%, de 629.100 toneladas a 726.600, producto de aumentos de volumen de 3% en la producción (que llegó a 626.000 toneladas) y de 52,6% en las importaciones (que alcanzaron a 207.900 toneladas) y de una reducción de 5,8% en las exportaciones (107.300 toneladas).
El sector, que ocupa a unas 10.000 personas con un promedio de 160 empleados por empresa, está operando casi al límite de su capacidad instalada. Varias empresas prevén inversiones para ampliar su capacidad, forestar y, particularmente, responder a las demandas crecientes de mejoras relacionadas con el cuidado ambiental.

Alta concentración

Pañuelos, servilletas y rollos: más de $1.000 millones anuales

Cada argentino consume cinco kilos por año. La producción de papel tissue está concentrada en un puñado de empresas, aunque la fabricación de productos finales es más dispersa. El comercio exterior es poco significativo en el segmento.

El papel tissue se caracteriza por su bajo gramaje (alrededor de 20 gramos por metro cuadrado) y una superficie cubierta de microarrugas que le confieren elasticidad, absorción y suavidad. Tiene uso doméstico y sanitario: papel higiénico, rollos de cocina, pañuelos descartables, servilletas y toallas para el canal institucional.
La fabricación de papel tissue tiene muchos menos competidores que su conversión en productos finales. Las empresas que concentran la producción son Papelera del Plata, Papelera Samseng, J.J.Yapur (Vual), Celulosa Campana y Kimberly Clark, que juntas tienen 80% del mercado doméstico.
La mayoría de las productoras cuentan con tecnología para producir la gama completa de productos. Las pequeñas convertidoras, en cambio, tienden a concentrarse en papel higiénico y rollos de cocina. Las empresas producen marcas propias y también para terceros (hipermercados y grandes mayoristas) y venden tanto al canal masivo y como al institucional.
Los productos terminados se clasifican por color (blanco o gris), la cantidad de hojas (simple, doble o triple) y la terminación (troquelado, texturado y decorado). El consumo se orienta cada vez más a los productos de mejor calidad (blanco, doble hoja y texturado).

Dimensionamiento

El segmento de papel tissue facturó en 2007 alrededor de $1.079 millones, 19,5% más que los 903 millones de 2006. Más de cuatro quintas partes de las ventas se distribuye por el canal masivo (y el resto, por el institucional, las ventas a empresas). Del canal masivo, 40% se comercializa en cadenas de supermercados; 28%, a través de mayoristas y distribuidores; y 22%, en autoservicios y otros locales minoristas.
El consumo aparente aumentó entre 2006 y el año pasado 5,5%, a 219.600 toneladas, con alzas de 3,7% en la producción (a 223.000 toneladas) y de 16,7% en las importaciones (a 4.900 toneladas) y una caída de 25,2% en las exportaciones (a 8.300 toneladas).
Cada argentino consume en promedio unos 5 kilos de papel de uso doméstico, frente a los 7 de un chileno, los 15 de un europeo y los 23 de un estadounidense. Anualmente, un hogar argentino promedio usa 119 rollos de papel higiénico, 38 rollos de cocina y 330 servilletas. En la ciudad de Buenos Aires y el conurbano, el consumo es más intensivo que en el interior, sobre todo en papel higiénico. La demanda, según Key Market, está directamente vinculada con el poder adquisitivo, en particular en pañuelos y rollos de cocina, que no son de bienes primera necesidad.
Entre las iniciativas comerciales actuales se destacan el intento por incrementar el canal institucional y la tendencia a acentuar el peso del packaging con empaques más grandes y papeles más inflados que hacen que el consumidor perciba el producto como de mayor calidad, pese a que lleva menos gramos de papel.

Segmentos

El papel higiénico participa con 54% en la producción y 51% del consumo. Se produce a partir de pasta celulósica (blanco y de mayor calidad) o de recorte de papel o papel reciclado (gris, destinado a un consumo más popular).
El de rollos de cocina es el segmento más nuevo y de mayor crecimiento en los últimos años. Representa 34% de la producción y 35% del consumo. Se produce a partir de pasta celulósica y las presentaciones varían por el tamaño y la cantidad de paños por rollo.
Las servilletas se llevan 10% de la producción y 11% del consumo, con un uso que disminuyó por la competencia de los rollos de cocina. También se producen desde pasta celulósica y tienen presentaciones muy variadas.
Los pañuelos y toallitas faciales son apenas 2% de la producción y 3% del consumo, aunque se ven favorecidos por la tendencia al material descartable. Se fabrican con papel de alta calidad por los requisitos de suavidad y blancura. Los últimos lanzamientos se orientan a productos aromatizados.

Comercio exterior

El comercio exterior no es muy significativo en el volumen del sector. En la primera mitad del año pasado, el sector exportó por US$ 7,05 millones a valor FOB e importó por US$ 4,27 millones a valor CIF, con la particularidad de que la composición de las canastas compradora y vendedora es casi idéntica: los rollos de cocina y toallas representaron 50% de las exportaciones y 52% de las importaciones; el papel higiénico, 39% y 32%; las servilletas, 9% y 13%; y los pañuelos, 2 y 3%, respectivamente.
El comercio internacional es básicamente regional. Las exportaciones se concentraron en Brasil (54%), Uruguay (17%), Venezuela (12%), Chile (8%), Paraguay (6%) y Perú 3%. Y las importaciones se hicieron desde Chile (46%), Estados Unidos (34%), Brasil (8%), Uruguay (7%) y Colombia (5%).
Las principales empresas exportadoras fueron San Andrés de Giles (37%), Del Plata (28%), Kimberley Clark (8%), Celulosa Campana (7%), J.J.Yapur (4%) y Samseng (2%).

Medio millón de toneladas de papel

Para escribir en casa, la escuela y la oficina

El negocio de papeles de impresión es uno de los más grandes dentro de la industria papelera. Con una demanda superior a la producción, las importaciones duplican a las exportaciones en volumen y divisas.

Los papeles de impresión y escritura tienen entre 70 y 120 gramos por metro cuadrado y permiten un proceso especial en el que se les añade una capa pintada que les da una terminación más suave y un efecto mate o brillante. Ese proceso se denomina estucado y marca la principal división del segmento. La otra es por su forma de comercialización: en bobinas, hojas o resmas.
Los papeles estucados se destinan a libros, revistas, etiquetas y otros productos requeridos por la industria gráfica y utilizados en la impresión offset, flexográfica, tipográfica y huecograbado.
Los no estucados se usan principalmente en hogares, colegios y oficinas, en distintos gramajes y medidas. Son los de cuadernos, blocs y resmas para impresoras y fotocopiadoras.
Los productos del segmento no tienen grandes diferencias de calidad, por lo que la competencia se da en función del precio. Por eso resultan centrales la tecnología y la economía de escala, ambas rezagadas en la Argentina frente a los líderes internacionales. La industria local, entonces, busca diferenciarse por servicio, costeando el stock de los clientes, generando productos a medida y con una logística muy aceitada.

Dimensionamiento

El informe de Key Market revela que el segmento de papeles para impresión y escritura facturó en 2007 unos $1.748 millones, 20,5% más que los 1.451 millones de 2006. El consumo aparente fue de 507.000 toneladas, también 20,5% más que en 2006, según surge de comparar una producción de 403.000 toneladas (2,8% superior a la de 2006), exportaciones por 99.000 toneladas (–3%) e importaciones por 203.000 toneladas (+53,8%).
De las 403.000 toneladas producidas, 46% fueron bobinas; 30%, resmas, y el resto, hojas. Los papeles sin estucar representaron casi tres cuartas partes del total (72%); y, de esos, 82% se produjo como papel obra blanco; 8%, para offset, y 2%, como papel afiche. La producción está concentrada en cuatro empresas: Celulosa de Argentina, Ledesma, Massuh y Papelera Tucumán; entre las tres primeras tienen casi 55% del mercado.
El principal canal de distribución son las alrededor de 60 compañías que se dedican a la comercialización de papel en el país. Los distribuidores canalizan alrededor de 40% de la producción local y entre 25 y 30% de las importaciones. El otro canal lo constituyen pequeñas empresas mayoristas que atienden en forma casi cautiva a un puñado de clientes (sobre todo bancos y talleres gráficos).

Comercio exterior

Entre 2006 y 2007, se incrementó el déficit comercial del segmento. En los primeros seis meses de 2007 se concretaron compras al exterior por US$ 92,23 millones (en valor CIF) y ventas por US$ 41,34 millones (en valor FOB).
El número de importadores es elevado. Convertidores gráficos, editoriales, imprentas, papeleras y distribuidores acumulan más de 98% de las compras al exterior. Entre los que usan el papel para trabajos propios están las editoriales Atlántida y Perfil, Envases del Plata, Centro Gráfica y Massalin Particulares; entre los que venden a terceros, las papeleras Sarandí, Alsina, Cumbre, Dimagraf, Stenfar y Resmacon. Los fabricantes casi no realizan actividades de importación
Durante el primer semestre del año pasado, 63% de las compras al exterior fueron de papel estucado. Del total, 60% correspondió a importaciones en hojas; 28%, en bobinas, y el resto, en resmas. El principal origen de los papeles de impresión y escritura no producidos en el país fue Brasil (40%), seguido por Bélgica (15%), Alemania (13%), Uruguay (12%), Finlandia (5%) y Chile (3%).
De las 49.000 toneladas exportadas en la primera mitad del año pasado, 49% fueron resmas; 32%, bobinas, y el resto, hojas. A diferencia de las importaciones, las ventas al exterior se concentraron en la región: más de la mitad se hicieron a Chile (34%) y Brasil (19%), y sumando a Bolivia, Paraguay, Puerto Rico, Cuba y Perú, llegaronPa tres cuartas partes del total.